En la mitología griega, Kleodora (/kliːəˈdɔːrə/) era el nombre que tenía una de las ninfas relacionadas a los poderes proféticos. Su nombre significa “regalo maravilloso”, lo que a su vez remitía al don de obtener visiones sobre el futuro.

 

​En la arcaica tradición helena, el método kleodórico consistía en lanzar a una urna de barro varias piedras de río mientras se entonaba una cantiga. Después, la ninfa se encargaría de otorgar su dádiva por procedimientos que han sido olvidados.

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KLEODORA parte de la noción que interpreta la técnica como un sitio de actividad común entre arte y ciencia. A partir de esto, propone interpretar estéticamente el proceso de monitoreo ecológico como una forma de cuestionar la noción de valor en la obra de arte y, a su vez, explorar dispositivos que den continuidad al ejercicio material del cuidado de ecosistemas en riesgo.

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