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Fernando Martín Velazco

(F)antología. Lectura con megáfono de susurros fantasmales.

Actualizado: 9 sept 2022


Acuérdate de mí , y el sonido de mis pasos en el mundo, la ciudad, los ecos que somos / fuimos / escuchamos.

Acuérdate en silencio de mi furia ahogada, del desorden de los signos, de la noche desdoblada como un ejército de tambores palpitando.

Recuerda en la ciudad de los destellos sin estrellas: sí, recuerda que olvidaste el cielo y el mar, que tu noche como un cristal empañado de aceite dejó de nombrarme.

¿Dónde estoy / dónde quedó? Miro en todas direcciones sin encontrarte y en una ausencia cuya anécdota he abandonado

apenas balbuceo la historia de lo que alguna vez fuimos.

¿Acaso te importa mi reaparición, acaso vendrá a replantear tus ideas del mundo

el el que yo un día resurja de la tierra y la ceniza en que he quedado atrapado y vuelva aquí para decirte: aquí estoy?

¿Acaso perdonarás que no hable, que no te aliente a la victoria, que no reconozca tu lucha -- entre tardes de lluvia, alaridos de fango,

golpes, martillazos, hiel y cal sin memoria,

fui un instante en un crucero

donde apenas reparaste en mi paso-- y ahora esperas que crea tu juramento?

¿Dónde estuviste entonces

y dónde ahora?

Has llegado injerto

a mi paraíso.

En este plácido abismo

soy libre.

Lejos quedó ya la jornada interminable a una mayor vida-- lejos el hambre-- lejos la apatía incierta-- lejos la amenaza sin nombre y distracción de balas--

lejos las placas de la almudena rondando como espejos voraces,

carnes del desconsuelo, la luz rojazúl cimbrada en mi piel con el signo de la amenaza.

Lejos, compañero, está mi muerte de la que no estoy cierto. Lejos está la mañana con sus destellos de posibilidad y el laberinto incierto de las transformaciones que nos llevarán a cierta alternativa. Lejos quedó mi identidad: esa idea sin contenido que buscas desesperadamente y que me dieron mis padres.

Confundido entre muchos removido entre tantas tierras quemadas y rostros hechos pedazos he dejado de ser ese nombre con que clamas mi recuerdo

y me he vuelto la insurgencia de cada cuerpo que sin rostro aparece en cada esquela removida en su anonimato y sangre seca.

Quedó atrapada mi voz: mi aullido, mi suspiro, mi grito de rabia,

mi ser sin decir mis ganas, mi grieta en la palabra, mi ilusión de ternura, mi opinión --mis dudas, mis quejas y complejos mis facultades --mi desconsuelo.

¿Qué harás por mí cuando me vaya?

¿Qué harás con mis dudas, con mi cuerpo sin máscara? ¿Qué harás

sin mi rostro ausente?

¿Puedo clamar: VENGANZA?

¿Puedo clamar: PERDÓN?

¿Puedo clamar: SILENCIO?

¡Venganza,

Perdón,

Silencio! (*)

7 de noviembre de 2015.

Tampico, Tamaulipas.Edificio Insurgencia.

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