Cementerio de sombras
Voz: ahullidos de rocas
que se mecen en el agua
y abrazan
selva y mar.
En esta catedral;
recinto de conspiraciones
inconfesables,
con forma de temor
y de anhelo.
El teatro de la naturaleza
hoy despierta
como un eco
de los tiempos fuera del drama humano.
Lentamente,
las plantas
Nos borrarán el rastro.
Pulverizarán las rocas
a las que dimos forma
y los proyectos
de vida
del pasado
se unirán a un espacio sin tiempo
ni memoria:
solo la letanía de las olas.
Solo, un porvenir arrojado al azar.
No se hablará de historia
ni de tragedias.
La selva disipará
del suelo
los errores.
El teatro serán
el sol,
el agua,
la luna,
El graznido del ave,
Y el grillo que se oculta;
y la pequeña roca
disolviéndose
en vida más vida
que la que aquí se dio.
El teatro serán las ramas
del árbol que se eleva.
Muros-agujeros,
raíces de salitre,
un horizonte que se abre
al telón mismo del cielo.
Somos ya, parte de eso:
del mar,
del tiempo,
de la muerte
que es semilla
y es silencio.
Destrucción que oculta
la inminente extinción.
Partiremos, y quedarán
las rocas.
Seguirá mutando
La vida / autopoiesis /
Lo que muere.
Curará la tierra
cuando nos olvide.
Aquí inicia un teatro
que durará un milenio:
La lenta formación
De un montículo de selva frente al mar.
Se abre el telón
Y de pronto
desaparecimos.
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